jueves, 13 de noviembre de 2008

Revolución Francesa (1794-1815)


¿Hortera? ¿Megalómano? ¿Yo? - Napoleón Bonaparte nunca superó sus complejos por ser bajito.

El Directorio (1795-1799)
Tras la ejecución de Robespierre y de otros elementos jacobinos ("montañeses") la revolución se adentró en una fase moderada. Fue redactada una nueva Constitución, la de 1795, y se ensayó la fórmula del Directorio; el poder Ejecutivo quedaba en manos de 5 miembros (directores), en tanto que el Legislativo descansaba en dos Cámaras (Consejo de los Quinientos y el Senado). Un militar de prestigio, Napoleón Bonaparte, se convirtió durante algún tiempo en el árbitro de la política, hasta que en noviembre de 1799 (brumario) decidió poner fin al sistema mediante un golpe de estado.

Significado de la Revolución Francesa
Fue la primera revolución política burguesa del continente europeo, sus precedentes hay que buscarlos en la Revolución Inglesa del siglo XVII y en la Independencia de los Estados Unidos. Supuso la implantación del liberalismo, golpe decisivo al absolutismo monárquico que fue reemplazado por la soberanía nacional, el reparto de poderes y el reconocimiento de las libertades individuales. Dotó a Francia de una nueva estructura de la propiedad agrícola, aunque pervivieron las grandes propiedades agrarias (en manos de la burguesía), nació un nuevo tipo de explotación de tamaño medio en sustitución de los antiguos latifundios. Constituyó un referente político e ideológico, las futuras revoluciones burguesas que se desarrollan a lo largo del siglo XIX volverán sus ojos hacia ella. Sucedió así en las oleadas de 1820, 1830 y 1848 y en los procesos de independencia colonial que dieron origen a nuevos estados, como los de la América hispana. El gobierno de Napoleón (1799-1815) encarnó la consolidación del nuevo estado francés heredero de la Revolución. Se asentó sobre un régimen personalista y autoritario que difundiría los ideales revolucionarios mediante la ocupación de numerosos estados de Europa.

Plano interno
Para Francia el período napoleónico supuso la consolidación definitiva de la obra de la Revolución desde sus presupuestos más moderados. Napoleón afianzó las principales conquistas revolucionarias aunque eliminando sus aspectos más radicales y tendiendo a una concentración de poder cada vez mayor en su persona. Los pasos que siguió fueron: el Consulado, el Consulado Vitalicio y el Imperio (1804-1815). Se apoyó en la alta burguesía y el ejército. Sus realizaciones más notables se concretaron en la creación de una administración local de estructura centralizada, la organización judicial (los jueces convertidos en funcionarios) y la reestructuración del aparato burocrático. El resultado de esta política se materializó en su Código Civil (1804) que garantizaba la libertad individual y económica, la igualdad ante la ley y la propiedad privada. La alta burguesía junto a sectores de la nobleza repatriada se convirtió en la clase dirigente de Francia en tanto que el campesinado conservó las ventajas alcanzadas tras las reformas de la Revolución. Por un lado, Napoleón mantuvo muchos de los principios de la Revolución: liberalismo, soberanía nacional garantizada por sufragio universal, separación de poderes, subordinación del clero al Estado, fomento de la educación... Pero por otro, desvirtuó el sufragio universal, entorpeció la acción del cuerpo legislativo, la educación fue utilizada como un medio de control moral y político, los tribunales sufrieron una depuración, la libertad de prensa y de palabra se recortaron y la etiqueta cortesana al estilo de las monarquías absolutas fue recuperada. Finalmente, en materia religiosa Napoleón restableció las relaciones con el Vaticano (Concordato de 1801) y todos los obispos juramentados afectos a la Revolución fueron destituidos.

Plano internacional
La acción de Napoleón ha de identificarse con la idea de una Europa unida bajo un mismo orden caracterizado por la abolición de la sociedad estamental. Para poner en práctica dicho proyecto se embarcó en una política imperialista que liquidó los reductos del Antiguo Régimen. Para afrontarla se valió de un moderno ejército que utilizando tácticas revolucionarias venció a cuantas coaliciones se le enfrentaron, esencialmente las integradas por Austria, Rusia y Prusia bajo la dirección de Inglaterra. El resultado fue la formación de un imperio bajo el liderazgo de Francia, organizado y regido personalmente, a través de familiares o militares de confianza, con la colaboración de las clases ilustradas de los países conquistados, en los que se promulgaron constituciones y códigos similares al francés. La formación de ese imperio fue posible gracias a una serie de ininterrumpidas victorias militares frente a rusos, austríacos y prusianos (Ulm, Austerlitz, Jena…). Sin embargo, fracasó en el intento de bloquear a Inglaterra por mar. Las dificultades que encontró en España (Guerra de la Independencia), el fracaso de la campaña de Rusia y la enérgica acción de Inglaterra (derrota franco-española de Trafalgar, 1805) hicieron fracasar sus pretensiones imperiales. Tras ser vencido Leipzig (1813) fue desterrado a la isla de Elba (1814). Supuso la restauración de los Borbones en Francia en la persona de Luis XVIII, interrumpida por el corto regreso del emperador al poder (Imperio de los Cien Días). Tras ser derrotado en Waterloo (1815), fue desterrado a la isla de Santa Elena (en el Atlántico) donde murió en 1821.

El legado napoleónico
En el campo político-social y militar supuso la extensión de las formas revolucionarias, del liberalismo (Código de 1804) y la quiebra definitiva de las estructuras feudales. Esa labor se concretó en:

• El nacimiento de una serie de constituciones de signo liberal moderado (Ej. el Estatuto de Bayona de España, 1808).
• El ascenso de la burguesía como nueva clase dominante frente a la nobleza y el clero.
• La puesta en práctica del Derecho moderno.
• La innovación de los ejércitos y las tácticas militares.

En el campo económico consolidó las reformas agrarias llevadas a cabo durante la Revolución y propició la formación de un campesinado de clase media que transmitió a Francia estabilidad política. Aunque una significativa parte de las tierras expropiadas a la nobleza durante la revolución fueron devueltas a sus antiguos dueños, la operación se materializó bajo las formas jurídicas y de explotación capitalistas. Además se sentaron las bases para que Francia iniciara su industrialización. En el aspecto ideológico fomentó los nacionalismos, tanto el francés como el de los estados que fueron ocupados por sus ejércitos. También aseguró las bases de la enseñanza láica plasmada en la reforma de la Enseñanza Secudaria (Bachillerato) que gozaría de gran prestigio internacional y subsiste aún en nuestros días. Este legado perduró a pesar de los intentos de involucionismo promovidos por los sectores más reaccionarios a raíz del Congreso de Viena y materializados en la acción de la Restauración.

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-Interesante documental sobre la misteriosa muerte de Napoleón. Dicen que si lo véis a medianoche delante de un espejo y con un gusiluz, se os aparece el Almirante Nelson.

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La segunda parte de la miniserie sobre la Revolución Francesa, en pleno despiporre de sangre, guillotinas y pelucas.

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