- Las gordas también tienen derecho a gobernar.
La Época Victoriana comprende el periodo del reinado de la Reina Victoria (1837-1901) y marcó la cúspide de la revolución industrial británica y el auge del imperio británico. La Reina Victoria tuvo el reinado más largo en la historia de los monarcas británicos, y los cambios culturales, políticos, económicos, industriales y científicos que sucedieron durante su reinado fueron notables. Cuando Victoria ascendió al trono, Inglaterra era esencialmente agraria y rural; a su muerte, el país se hallaba altamente industrializado y estaba conectado por una red de ferrocarril en expansión. Tal transición no fue suave: las primeras décadas del reinado de Victoria fueron testigos de una serie de epidemias, fallos en la producción de grano y colapsos económicos.
A medida que el país crecía, cada vez más conectado mediante la expansiva red de ferrocarril, economías enteras se trasladaron a las ciudades, ahora más accesibles. El periodo medio victoriano también fue testigo de significativos cambios sociales, como el renacimiento de la doctrina evangélica, al mismo tiempo que una serie de cambios legales en los derechos de la mujer. Este periodo está caracterizado por una pacífica consolidación de la economía, el sistema colonial y la industrialización, perturbado temporalmente por la Guerra de Crimea... aunque Gran Bretaña estuvo en guerra todos y cada uno de los años del periodo. Hacia fin de siglo, las políticas de Nuevo Imperialismo condujeron a un incremento de los conflictos en las colonias. Desde sus inicios como Estado, Inglaterra comenzó a dominar política y culturalmente en el archipiélago británico, estas influencias llevarían a la creación del Reino Unido en 1707. Sin embargo el imperio británico como tal, nace en el siglo XVII cuando comenzó la expansión marítima comercial. Durante este período los británicos tuvieron posesión de tres territorios principales: Norteamérica, las Antillas y la India.
Inglaterra se anticipa a las restantes potencias en la toma de posiciones; después de la desaparición del primer Imperio colonial francés y de la emancipación de la América española permanece como el único imperio colonial europeo. El Imperio británico fue el más extenso de todos, comenzó a formarse en el siglo XVIII, pero alcanzó la madurez durante el largo reinado de Victoria (1837-1901), impulsado por la acción de sus ministros Disraeli y Chamberlain. Hasta entonces había controlado fundamentalmente territorios costeros o islas con un claro significado comercial o estratégico. Algunas de ellas habían pertenecido a Francia, Holanda o España. La derrota de Napoleón reforzó su posición dominante.
La constitución del imperio británico en Asia fue temprana, en 1885 ya se ha completado. La India fue sin duda el dominio más importante. La India se hizo importante para los europeos cuando los otomanos cancelaron las rutas de comercio entre Asia y Europa. Ahí estuvieron, fracasando, los portugueses, los holandeses y los franceses. Inglaterra como Estado intervino cuando la pérdida del control del norte de la India que tenían los mogoles ocasionó diversas luchas entre los rajás, que querían crear sus propios estados, y por tanto un caos político.
Entre 1757 y 1764, a través de conquistas militares, los británicos se apoderaron de los centros políticos del norte de la India y, mediante ellos, de la totalidad del subcontinente. Los ingleses, desde entonces, debieron lidiar con la complicada composición étnica de la población. Para facilitar su control introdujeron bases occidentales de derecho y el idioma inglés como lingua franca pretendiendo crear bases para la creación de un Estado moderno. Se trataba de una colonia de explotación administrada desde 1777 por la Compañía de las Indias Orientales. Se convirtió en la principal suministradora de materias primas (algodón, té...). Constituida en el eje del imperio, la construcción del canal del Suez agilizó de manera notable las relaciones con la metrópoli. Para mantenerla protegida de los territorios coloniales de otras potencias Gran Bretaña creó en torno a ella una serie de estados tapón, como Beluchistán (en el actual Pakistán) o Afganistán.
A raíz de la sublevación de los cipayos, soldados indios al servicio de Gran Bretaña, la Corona tomó directamente el gobierno de la India que había estado dirigido por la citada Cía. de las Indias Orientales. Otras áreas de dominio británico en Asia fueron Malaca y Singapur; ésta se convirtió en un punto estratégico en las rutas marítimas. Birmania, que era un protectorado, fue anexionada en 1885, lo que supuso la creación de una vía terrestre hacia China. En China, que conservó nominalmente la independencia, amplió su influencia tras el tratado de Nankín (1842) que puso fin a la “Guerra del Opio”. China se vio obligada a ceder Hong Kong y a abrir cinco puertos costeros al comercio exterior. Ello dio paso a los llamados "Tratados desiguales" que no sólo permitieron las ingerencias británicas en los asuntos chinos, sino también las de otras potencias como Francia y Estados Unidos. Más tarde, en 1860, por el Tratado de Tient-Sin, el imperio asiático hubo de transigir en la apertura de otros once puertos. En el Mediterráneo controló una serie de colonias que jalonaban el camino hacia la India una vez abierto el Canal de Suez. Desde Gibraltar se sucerdieron Malta, Suez y Adén. Pronto intervino en Egipto que aunque conservó nominalmente su independencia en realidad fue controlado por franceses y británicos.
En África Avanzó desde el sur (El Cabo) intentando enlazar con el Sudán. Cecil Rhodes se anexionó los territorios que llevan su nombre (Rodesia), hoy repartidos entre Zimbabwe y Zambia. En esta progresión hacia el norte chocará con los bóers, pobladores de origen holandés establecidos en Transvaal y Orange así con la población zulú a la que venció en 1879. Con esta conquista impidió que Portugal puediera progresar de Oeste a Este y unir sus colonias de Angola y Mozambique. Esta expansión se completó con la incorporación de Nigeria, parte de Somalia (1884), Kenia y Uganda. En el control del valle del Nilo chocó contra la otra gran potencia imperialista de África: Francia. Una vez alejado el peligro de una guerra entre ambas potencias tras el "Incidente de Fachoda" (en Sudán), el Imperio Británico se adueño de una de las áreas más ricas de África: el sur, pródigo en oro y diamantes; y el valle del Nilo (Egipto y Sudán), con sus fértiles cultivos de algodón. Su control le permitió además proteger las principales rutas que conducían a la India.
Nueva Zelanda fue convertida en colonia británica en 1841 quedando su población indígena, los maoríes, bajo la soberanía de la metrópoli. Australia fue utilizada durante gran parte del siglo XIX como prisión donde eran destinados determinados convictos. Estos dominios se completaron con algunos archipiélagos del Pacífico. La penetración europea se realizó siguiendo las pautas de formación de colonias de poblamiento que sirvieron de drenaje a los excedentes demográficos británicos y del norte de Europa, provocando en muchos casos la casi total desaparición de las poblaciones indígenas. Canadá redondeó este imperio universal. Fue convertida en dominio en 1867 siéndole otorgado un amplio grado de autonomía. Honduras, Jamaica o Guayana constituyeron asimismo posesiones británicas.
A principios del siglo XX, Inglaterra dispone de un Imperio de 33 millones de km2 con 450 millones de habitantes, aproximadamente la cuarta parte de la población mundial. Los problemas de tan vastos territorios llegan a ser un peso para sus finanzas y debilitan su posición in¬ternacional en Europa. Es el momento de poner fin a la expansión y de frenar a Alemania, para lo cual rompe su aislamiento y se aproxima diplomáticamente a Francia y Rusia. En todas partes ha podido construir la infraestructura ferroviaria y de puertos, o efectuar traba¬jos de irrigación en la India y Egipto. Las colonias de plantación han al¬canzado su rendimiento máximo: algodón en la India y Egipto, yute en la India, té en Ceilán, hevea en Malasia. Los territorios de población blanca, débilmente poblados, le envían excedentes de carne, trigo y lana. Las minas de África del Sur, Australia y otros países ponen a su disposición oro y diamantes, estaño, cobre…
-----------
Reportaje sobre la guerra durante los tiempos del Imperio Británico: el nacimiento de la guerra moderna, como lo fue la Guerra de Crimea.
lunes, 17 de noviembre de 2008
El Imperio Británico
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario